Embriagador... tu boca,
fuente que cura mis dolencias.
Mis vicios... tus manos,
dedos creadores que me esculpen a tu gusto.
Poesía, describe tu cuerpo...
finos pliegues que incitan
a creer en una fe poco profesada...
culto de la lucidez de un tesoro,
sepultado en el abismo de un ensueño,
oculto en los campos narcisos
de tu cuerpo entero...
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